¿Cómo debe perfilarse el líder en Venezuela?
El liderazgo es un desafío en cualquier época, pero en tiempos de la globalización, la turbulencia de los cambios generados por la nueva economía multiplicó los interrogantes y las opciones de las empresas. Los líderes son hombres persiguiendo sus sueños, y por eso suelen ser inquietos, innovadores, apasionados y disciplinados, con el deseo de hacer lo que les gusta como premisa. Los líderes pueden encabezar grandes transformaciones, siempre que cuenten con un equipo capaz de acompañarlos, que usen su tiempo con inteligencia, que confieran a ese equipo la posibilidad de intercambiar impresiones con su jefe (incluso disentir con este) y de sentirse útil siendo parte de la tarea que están llevando a cabo.
Todo Líder tiene el compromiso de ser un Motivador. Sí, debe generar en su equipo los argumentos para que se cumplan los planes definidos. Y, justamente, definir el rumbo de la empresa y establecer objetivos y cursos de acción es la Misión del Líder. Un elemento motivador es lograr dirigir al equipo haciendo que todos los esfuerzos confluyan hacia los objetivos definidos, en lugar de dispersarse para el interés particular, sectorial. Esto es posible, entonces, si contamos con dos elementos:
• Una Planificación Estratégica, es decir, el Plan de Negocio,
• Con un liderazgo claramente definido en sentido cooperativo para alcanzar los resultados esperados. En un momento compartimos aquí mismo que “lo único permanente es el cambio” en nuestras empresas.
Organizaciones muy dinámicas, pero muy resistentes al momento de generar los cambios, claro, no desde la Dirección de la empresa, ya que la experiencia nos dice que la mayoría de los dueños son los primeros en intentar cambios en la organización... aunque no siempre resulten en acciones concretas.
La visión gerencial de este siglo ha cambiado, lejos han quedado el autoritarismo y la individualidad para dar paso a conceptos como la creatividad del grupo, la comunicación o el liderazgo. Esta nueva manera de pensar convierte al gerente en la persona actora y responsable de sus resultados. Para liderar es importante considerar la preparación de sus actores y los efectos de ellos en la organización, es importante la aplicación de métodos científicos que soporten los cambios en la visión. Al respecto se señala:
La formación gerencial ha tenido cambios graduales, desde Taylor hasta la actualidad, al extremo de que se han venido implementando teorías que han hecho posibles avanzar del método científico racional hacia las redes de cooperación interinstitucional. Los tejidos corporativos representados por la combinación de capacidades múltiples, conocimientos en diversas áreas y en fin de la simbiosis del líder-gerente en función al contexto en el cual se desenvuelva la organización. (Hernández, 2005, p.34)
Consideramos, que el gerente de hoy debe enfrentar la posibilidad de adaptarse o perecer ante los nuevos retos, adecuarse implicaría flexibilizarse, refiriendo esto la incorporación de nuevos enfoques y desechar métodos que ya no estén acordes con la realidad. En este sentido, Sánchez indica:
La conformación de un nuevo pensamiento gerencial emergente es una necesidad a gritos de esta civilización en detrimento, donde el nuevo posicionamiento global hace que los dominadores del planeta nos den las condiciones para que nos autodestruyamos y pensemos que no había otra salida. (Sánchez, 2007, 23).
Podemos afirmar, que dentro del discurso gerencial en primordial considerar la celeridad de ideas y situaciones vividas por la sociedad y sus individuos, así como el avance tecnológico y la permanencia del cambio, adaptación e innovación en el campo administrativo y gerencial.
Desarrollo
Actualmente en nuestro país, el liderazgo de cooperación constituye el un camino para la excelencia gerencial competitiva. Opino, que nuestra naturaleza humana se proyecta a todo tipo de relaciones sociales, haciendo necesario trabajar con los demás para progresar y triunfar. Se construye también sobre los valores y debe generar confianza pero también debe generar convicción. Para eso es fundamental el liderazgo cooperativo, donde debemos equilibrar confianza y convicción como principal tarea del liderazgo gerencial innovador sostenible en el tiempo y espacio organizacional.
En la medida que aumenta la madurez de los liderados, es posible ejercer un liderazgo mucho más centrado en la relación que en la tarea. El líder, goza de gran poder e influencia para conseguir modificar las normas grupales; pero al mismo tiempo es quien más debe regirse por ellas. El líder es quien más tiene que perder.
La organización venezolana se enfrenta actualmente, ante el desafío de la innovación; para lo que debemos movilizar a los mejores y, sobre todo, necesitamos trabajar en cooperación para alcanzar el éxito. Muchos de los cambios que presentan las organizaciones venezolanas, son dado la constante dinámica de comportamiento de la dirección de mas mismas y en especial de la toma de decisiones, mancomunada con los recursos disponibles para su fin. Al respecto el Dr. Márquez, manifiesta: “En las empresas los gerentes se enfrentan también a realidades sistemáticas, tales como: la administración de recursos físicos y gestión humana, donde aparecen relaciones interdependientes de sistemas psicosociales asociados con variables económicas y comportamiento organizacional” (Márquez, 2009, p.30).
Esto permite contar con una visión diferente de la forma de liderar las organizaciones y a la vez produciendo una sustitución de paradigmas, tomando en cuenta otras perspectivas o enfoques integrales, como sería el caso de la gerencia por proyecto. Precisamente, la clave para la gerencia está en aplicar herramientas modernas gerenciales que le permitan obtener resultados, a fin de que los productos y servicios se adapten o satisfagan las necesidades.
Precisamente, la clave para el nuevo liderazgo cooperativo está en aplicar herramientas modernas gerenciales que le permitan obtener resultados, tomando en cuenta la innovación, la creatividad y el liderazgo compartido hasta hacer de esto una cultura organizacional.
A nivel general, podemos agregar que, si se pretendiese motivar a ciertos participantes de una organización; colectivamente debe buscar satisfacer los objetivos para alcanzar la meta, sino también que quienes participan en este sistema complejo se encuentren directamente en la acción y reacción (beneficios) con el fin de también fortalecer y lograr sus objetivos individuales. Obteniendo una eficaz integración entre las metas del grupo humano y la meta de la organización. Antes esta situación es necesario conocer el rol del líder según los siguientes autores: John, Gardner. (1990), considera que:
"Los líderes tienen un rol significativo en la creación del estado mental que es la sociedad. Pueden servir como símbolos de la unidad moral de la sociedad”. Pueden expresar los valores que mantienen unida a la sociedad. Y lo más importante, pueden concebir y articular objetivos que saquen a las personas de sus preocupaciones baldías y las pongan por encima de los conflictos que desgarran la sociedad, y las unan en la búsqueda de objetivos que sean dignos de sus mejores esfuerzos. (pág. 223).
Según el autor sitúa que el Liderazgo es el proceso de persuasión por el cual un líder induce a un grupo de personas para lograr objetivos específicos. No se debe confundir liderazgo con status, poder o autoridad. El liderazgo debe ser institucionalizado y requiere generalmente un equipo. El liderazgo esta disperso en organizaciones y sociedades complejas. Los lideres y sus seguidores deben de participar en la acción. Se debe compartir el liderazgo, los miembros del grupo deben ayudar a conseguir los objetivos propuestos.
Chiavenato, I. (1993), destaca lo siguiente: "Liderazgo es la influencia interpersonal ejercida en una situación, dirigida a través del proceso de comunicación humana a la consecución de uno o diversos objetivos específicos. (pág. 132).
Rallph, S, citado en Freeman, E. (1995), en su resumen de teorías e investigación del liderazgo, señala que "existen casi tantas definiciones del liderazgo como personas que han tratado de definir el concepto. Aquí, se entenderá el liderazgo gerencial como el proceso de dirigir las actividades laborales de los miembros de un grupo y de influir en ellas. Esta definición tiene cuatro implicaciones importantes.
En primer término, el liderazgo involucra a otras personas; a los empleados o seguidores. Los miembros del grupo; dada su voluntad para aceptar las órdenes del líder, ayudan a definir la posición del líder y permiten que transcurra el proceso del liderazgo; sino hubiera a quien mandar, las cualidades del liderazgo serían irrelevante.
En segundo el liderazgo entraña una distribución desigual del poder entre los líderes y los miembros del grupo. Los miembros del grupo no carecen de poder; pueden dar forma, y de hecho lo hacen, a las actividades del grupo de distintas maneras. Sin embargo, por regla general, el líder tendrá más poder.
El tercer aspecto del liderazgo es la capacidad para usar las diferentes formas del poder para influir en la conducta de los seguidores, de diferentes maneras. De hecho algunos líderes han influido en los soldados para que mataran y algunos líderes han influido en los empleados para que hicieran sacrificios personales para provecho de la compañía. El poder para influir nos lleva al cuarto aspecto del liderazgo.
El cuarto aspecto es una combinación de los tres primeros, pero reconoce que el liderazgo es cuestión de valores. James MC Gregor Burns argumenta que el líder que para por alto los componentes morales del liderazgo pasará a la historia como un malandrín o algo peor. El liderazgo moral se refiere a los valores y requiere que se ofrezca a los seguidores suficiente información sobre las alternativas para que, cuando llegue el momento de responder a la propuesta del liderazgo de un líder, puedan elegir con inteligencia. (pág. 362).
Cabe señalar que aunque el liderazgo guarda una gran relación con las actividades administrativas y el primero es muy importante para la segunda, el concepto de liderazgo no es igual al de administración. Warren Bennis, al escribir sobre el liderazgo, a efecto de exagerar la diferencia, ha dicho que la mayor parte de las organizaciones están sobres administrados y sublidereadas. Una persona quizás sea un gerente eficaz (buen planificador y administrador) justo y organizado-, pero carente de las habilidades del líder para motivar. Otras personas tal vez sean líder eficaces – con habilidad para desatar el entusiasmo y la devolución --, pero carente de las habilidades administrativas para canalizar la energía que desatan en otros. Ante los desafíos del compromiso dinámico del mundo actual de las organizaciones, muchas de ellas están apreciando más a los gerentes que también tiene habilidades de líderes.
En la actualidad podemos decir, para una organización inteligente u organización en aprendizaje, los lideres son diseñadores, guías y maestros. Son los responsables de construir una organización donde la gente constantemente expanda sus capacidades para entender la complejidad de la realidad, aclarar la visión personal y empresarial y mejorar los modelos mentales compartidos. Son asimismo, responsables de diseñar mejores procesos de aprendizaje por medio de los cuales la gente pueda enfrentar de manera productiva las cuestiones o situaciones críticas a las que se enfrenta y desarrollar la maestría en las cinco disciplinas.
El Enfoque Sistémico es la disciplina en la que se integran varias ciencias del comportamiento humano como: la sociología, la psicología y la antropología y que trata de resolver las cuestiones del liderazgo en las organizaciones, cómo motiva el líder a sus subordinados, qué factores deciden en un liderazgo efectivo, cuáles pueden ser las fuentes de conflicto en una organización, cómo influye la actuación del líder sobre los individuos, entre otros.
Los gerentes o líderes efectivos, no necesitan controlar la totalidad de lo que se decide y se lleva a cabo en cada sector o subsistema. De lo contrario nunca llegarían a terminar de analizar y resolver el primer problema que se les plantee. Lo que se espera de su liderazgo es la asignación de roles, definir capacidades y objetivos. O sea, deberían interiorizarse solamente de los problemas más importantes y generales delegando autoridad y escuchando la opinión de sus subalternos en la solución de problemas puntuales que escapan a su control y posibilidades.
Liderazgo cooperativo
Un Liderazgo cooperativo es aquel que coordina la organización de la actividad de su equipo especificando las tareas a realizar, los requerimientos, comunica claramente y en el momento adecuado las pautas y colabora ante las dificultades que surgen buscando las soluciones entre sus empleados, reorganizando las funciones y tareas frente a los cambios que se suceden.
Pero es también el que apoya y motiva a su gente frente a la tarea bien hecha. Conoce lo que más entusiasma a sus “jugadores” y lo aplica, ó convierte en aprendizaje los errores cometidos. Es aquel que media en los conflictos para generar un ambiente de trabajo basado en la cooperación
El líder cooperativo involucra a su gente en el Plan de negocio y asigna las funciones teniendo en cuenta las capacidades individuales para potenciar el desarrollo grupal. El líder cooperativo es aquel que ejerce un modelo de credibilidad y confianza para que el grupo se desarrolle con la identidad y el compromiso con la organización. El líder cooperativo es aquel que delega bajo su supervisión para desarrollar a su equipo a través de un aprendizaje. El líder cooperativo es aquel que tiene la capacidad de generar un modelo que comunica como visión de futuro a su grupo en concordancia con el proyecto de la empresa y los planes de trabajo.
Pasos de un líder cooperativo
Los antiguos directivos que antes controlaban cada aspecto de su empresa y micro manejaban a sus empleados, tendrían pocas oportunidades de sobresalir en el mundo laboral de hoy en día. Actualmente, la nueva forma de ser un buen manager es a través del liderazgo cooperativo, apunta Sean Silverthorne, escritor de CBS MoneyWatch.
Según el especialista, un líder de este tipo es el que tiene una fuerte inteligencia emocional, esta conectado a diferentes redes de contactos y que conduce gracias a la autoridad que le conceden sus propios empleados y colaboradores, más allá de la posición de un organigrama. Silverthorne apunta que los líderes actuales deben ser capaces de aprovechar ideas provenientes de diferentes fuentes y poder cambiar las estrategias de negocios cuando estás apunten a nuevas oportunidades.
Según artículo del Harvard Business Review publicado por Hermina y Morten (2011), indica que para ser un líder de este tipo se deben seguir cuatro pasos fundamentales dentro de la organización.
1. Conectar ideas y personas afuera de la organización con los elementos dentro de la empresa: este tipo de líderes debe buscar una conexión global a través de diferentes modelos de trabajo. Debe buscar unificar la labor de empleados, clientes, líderes de opinión y sus pares en otras industrias para fortalecer la sabiduría corporativa de su empresa. Es decir, debe desarrollar una red de contactos o networking afuera de las zonas típicas, como clubes locales, asociaciones industriales, etcétera, y aprovechar las herramientas tecnológicas que existen.
2. Aprovechar diversos talentos: según Harvard Business Review, los equipos con miembros provenientes de diferentes extractos sociales suelen ser más efectivos que los que se nutren con personas provenientes de una sola fuente. El trabajo de un líder colaborativo es identificar el talento humano que puede funcionar en diferentes contextos, razas, religiones, culturas y edades para nutrir la visión de su empresa.
3. Colaboración desde lo alto: un buen liderazgo de este estilo debe comenzar con la alta dirección. Según la publicación de Herminia Ibarra y T. Morten Hansen, los empleados que ven que sus jefes están dispuestos a trabajar con diferentes facciones del negocio suelen estar más dispuestos a colaborar ellos mismos.
4. Evitar que los equipos se dividan por el debate: según los autores, un riesgo de este tipo de liderazgo es caer en juntas excesivas que no lleven a ningún lado. Una de las claves que los especialistas ofrecen para evitar las discusiones eternas entre diferentes facciones de una empresa es otorgar derechos de decisión claros y responsabilidades en miembros de los equipos que puedan dar una conclusión correcta a un debate.
El entorno del líder cooperativo de hoy
El liderazgo cooperativo del siglo XXI implica una alta capacidad para actuar en una época de cambios rápidos y repentinos, en los siguientes ámbitos: social, económico y empresarial de organizaciones complejas, incluidas las cooperativas. El líder de este tiempo tiene que actuar en un entorno pleno de valores contradictorios, confusiones y conflictos. Un medio donde la tecnología avanzada cambia los sistemas de prestación de servicios financieros y la forma de mercadearlos para a su vez, obligar a un cambio de productos, y muchos sistemas y procedimientos administrativos. El dirigente cooperativista debe desenvolverse (sin perder la brújula de la ideología solidaria y de servicio empresarial) en un mundo anti solidario, violento y neoliberal, propenso al monopolio, a la concentración de la riqueza y a la competencia despiadada.
Tanto el dirigente como el funcionario deben actuar en una sociedad de gran corrupción tanto en el nivel oficial como privado, donde cada día se acepta más el enriquecimiento fácil y aun ilícito. Un medio corrupto que por una parte registra el robo de cuello blanco, el soborno, el peculado y la exigencia de pago, por cumplir con tareas propias de la función de cada uno; pero que por otra parte y debido a la desconfianza que genera la corrupción, escudriña al dirigente, desconfía del líder y lo esculca hasta en su vida privada. Para sobrevivir en este mundo, tanto la empresa como el dirigente, requieren de flexibilidad, adaptabilidad, entereza y a la vez una dureza diamantina para mantener la doctrina, la ética y los valores de la cooperación.
Los cambios que se están dando en el medio, según Naisbitt (en Bennis y Nanus) son los siguientes: El mundo económico de ésta década es también el mundo de las aperturas, y de la desregulación. Por lo tanto es un mundo de muchas oportunidades las cuales estarán abiertas a los líderes audaces y capaces, y no a los dirigentes sentados sobre el pasado o sobre un presente sin futuro. El dirigente debe estar alerta sobre el mercado, no solo del presente, sino también del próximo futuro. Además deberá definir en qué mercados quiere y debe estar, y tomar las decisiones para posicionar a la cooperativa en el mercado apropiado.
El líder cooperativo del siglo XXI
El líder cooperativo del próximo futuro debe ser ante todo joven de corazón y de ideas. Es decir lleno de vigor, de idealismo y de espíritu de renovación. La persona joven de corazón y de ideas, no se distingue por sus años, sino por su capacidad de inyectar entusiasmo y de transformar, constructivamente, las instituciones a su paso.
No es el joven o viejo que toma asiento por obra de los resultados electorales o políticos en los puestos de los dirigentes formales o de los venerables. Es aquel que siendo o no nombrado, elegido o no, hace circular sus ideas y su fortaleza, siempre construyendo, siempre sembrando entusiasmo, amor y eficiencia. El líder cooperativo para el siglo XXI trabaja por un ideal y una causa: el ser humano, hombre o mujer.
Su interés es solidario, servir a la persona, ayudar a desarrollarse en todas sus potencialidades, empezando por su liberación económica para que pueda atender a su autorrealización afectiva, sensorial, intelectual, estética y ética. Su meta no es el dinero, el lucro, ni el acrecentamiento de su capital personal, sino la persona humana y sus potencialidades. En la concepción de la economía, se alimenta continuamente de una ideología humanista, trabajando porque ésta sea de servicio solidario, y no de explotación.
El dirigente solidario, movido por la mística, que no por las posiciones, simplemente trabaja con dedicación permanente, pues sabe que no basta el amor teórico a las ideas, ni se necesitan nombramientos para dedicarse a una causa. Trabaja, por lo tanto, en cualquiera y en todas las posiciones: como peón de brega, como mando medio, como dirigente aunque haya pasado ya por voluntad o por la imposición electoral, de las posiciones cumbres o los liderazgos nominales, a la condición de veterano.
El liderazgo cooperativo no es de los ungidos por el voto electoral, es de los convencidos y los consagrados por su propia eficiencia y dedicación. Nuestro líder referente, es sólido como una cordillera, pues el aire renovador de sus cumbres no se alimenta de veleidades, ni es huracán devastador. Su perenne juventud no se distingue precisamente por atropellar a otros líderes, ni por auto consagrarse como redentor, destruyendo el pasado institucional. Al contrario usa el cimiento del pasado para hacer más sólida y más airosa su organización cooperativa. Sabe construir sobre la continuidad sustancial, los nuevos delineamientos renovadores.
Nuestro Dirigente es un humanista: cree en la persona como más importante que el capital. Reconoce la unicidad del individuo, su capacidad de autodirección y desarrollo, respeta la subjetividad y por lo tanto los derechos humanos en el pleno sentido de la palabra; es decir el derecho a ser uno mismo, a atender a sus necesidades con base a su propia organicidad y experiencia y no a los deberías impuestos desde afuera. Respeta además el derecho a las creencias religiosas y políticas diversas, el derecho al placer sin distingos de género ni de gustos sexuales, el derecho a la libertad política y a la satisfacción básica de las necesidades de supervivencia para todos.
Crea también las condiciones de aceptación, respeto y congruencia que permita a cada uno activar su tendencia a la realización de sus potencialidades positivas. Es humanista y por eso práctica y no solo predica la neutralidad religiosa, el respeto a las opiniones políticas y a la vida privada de cada uno de sus colegas, socios o compañeros.
El cooperativista es proselitista puesto que derrama como llama ardorosa sus convicciones, contagia su ideología, busca atraer a otros a la causa cooperativa. Es un apóstol de esta concepción humanista y democrática de la economía, de la empresa y de la propiedad. Además de todas estas condiciones nuestro dirigente debe ser empresario al menos en el sentido de entender el papel de sus funcionarios, sus directivos y la naturaleza empresarial de nuestra organización.
Los máximos dirigentes deben tener auténtica mentalidad empresarial, conciencia del objetivo económico de la organización, máxima conciencia de costos y rendimientos, claridad sobre los objetivos de su actividad y sentido de la oportunidad y de la organización administrativa. Los otros líderes a cualquier nivel deben al menos entender y aceptar la naturaleza y los objetivos empresariales de las Cooperativas.
¿Cómo debe perfilarse el líder en Venezuela?
El líder debe ser capaz de llevar una vida equilibrada, de compaginar su actividad profesional con su faceta personal, familiar, social, etc. Debe demostrar a sus empleados que es perfectamente compatible una gran dedicación profesional con una rica vida privada. El entusiasmo, la energía, la ilusión que exige el liderazgo sólo se consigue con una vida intensa, entretenida, variada.
El líder es una persona que sabe disfrutar de los placeres de la vida. Perseverante: las metas que fija el líder son difíciles de alcanzar y tan sólo con un esfuerzo sostenido se pueden lograr. Flexible: las circunstancias son cambiantes, lo que hoy vale puede que no valga mañana, los colaboradores tienen sus propios criterios y en ocasiones pueden ser más acertados que los del líder.
Un auténtico líder no teme que por cambiar su punto de vista o por aceptar la opinión de un subordinado esté dando muestras de debilidad. Todo lo contrario, proyectaría una imagen de persona abierta, dialogante, flexible, pragmática, que contribuiría a aumentar su prestigio entre los colaboradores. Autodominio: el líder es el referente del equipo, debe ser capaz de controlar sus emociones, especialmente en los momentos delicados; no puede mostrar su abatimiento ante un suceso negativo (si él cae, la organización se derrumba). El líder tiene que ser una persona fuerte, capaz de mostrar serenidad e infundir tranquilidad en los momentos más difíciles.
El líder determina en gran medida el estado de ánimo de la organización. Si el líder se muestra optimista, animado, con energía, la plantilla se contagiará de este estado. Si por el contrario, se muestra pesimista, desanimado, preocupado (y lo manifiesta), el ánimo de la organización se hundirá. Prudente: aunque el líder sea una persona que asume riesgos, no por ello deja de ser prudente.
Es el último responsable de la empresa; el bienestar de muchas familias depende de él, por lo que no se puede permitir el lujo de actuar de manera irresponsable. El líder conoce los puntos fuertes y las debilidades de su organización, respeta a sus adversarios, asume riesgos controlados tras un análisis riguroso. El líder tiene que luchar contra el endiosamiento, entendido como un exceso de autosuficiencia que le puede llevar a perder la prudencia. Realista: el líder está siempre con los pies en el suelo, sabe compaginar su visión del largo plazo con el día a día, conoce las dificultades que conllevan sus objetivos, el esfuerzo que exige a los empleados. También conoce sus propias limitaciones.
Justo: el líder debe ser (y parecer) una persona justa, tanto en la exigencia como en el reconocimiento, y debe preocuparse porque la organización así lo perciba. El líder debe reconocer los aciertos y fallos de sus colaboradores de manera objetiva, debe ser igual de exigente con todos y ecuánime en las recompensas. Humano: el líder es una persona cercana, próxima, cálida, comprensible. Esta cualidad es básica lograr no sólo el respeto del equipo, sino también su aprecio.
Accesible: el líder tiene que ser una persona accesible para su equipo, tiene que estar disponible para cualquier empleado de la empresa que tenga algo que decirle. Humilde: la humildad implica reconocer las propias limitaciones, saber escuchar y pedir consejos, reconocer los errores que uno comete y los aciertos de los demás. La humildad no es síntoma de debilidad, sino de persona realista, con los pies en la tierra. La humildad ayuda a ganar el respeto del equipo. Generoso: la generosidad es fundamental en todo líder. Los empleados han depositado en él su confianza, pero además de interesarles el futuro de la empresa, les preocupa su situación personal.
Culto: El líder debe preocuparse por desarrollarse personalmente, por alcanzar un elevado nivel cultural. Inquieto: el líder es una persona inconformista, que le gusta indagar, aprender de la gente. Esta inquietud le lleva a estar permanentemente investigando nuevas alternativa, a ir por delante del resto.
Con sentido del humor: el humor es fundamental en la vida, siendo especialmente útil en los momentos de dificultad. Optimista: el optimismo es contagioso, se expande al resto de la organización. El optimista es una persona que no teme las dificultades, que ve los obstáculos perfectamente superables; esto le lleva a actuar con un nivel de audacia que le permite alcanzar algunas metas que una persona normal ni siquiera se plantearía.
En buena forma física: el líder tiene que cuidarse, llevar una vida sana, hacer deporte, cuidar su alimentación, descansar. Es la única forma de poder rendir al 100% en el trabajo. Visionario: el líder se caracteriza por su visión a largo plazo, por adelantarse a los acontecimientos, por anticipar los problemas y detectar oportunidades mucho antes que los demás.
Persona de acción: el líder no sólo fija unos objetivos exigentes sino que lucha denodadamente por alcanzarlos, sin rendirse, con enorme persistencia, lo que en última instancia constituye la clave de su éxito. Brillante: el líder sobresale sobre el resto del equipo, bien por su inteligencia, bien por su espíritu combativo, bien por la claridad de sus planteamientos, etc., o probablemente por una combinación de todo lo anterior. Coraje: el líder no se amilana ante las dificultades; las metas que propone son difíciles (aunque no imposibles), hay que salvar muchos obstáculos, hay que convencer a mucha gente, pero el líder no se desalienta, está tan convencido de la importancia de las mismas que luchará por ellas, superando aquellos obstáculos que vayan surgiendo.
Contagia entusiasmo: el líder consigue entusiasmar a su equipo; ellos perciben que las metas que persigue el líder son positivas tanto para la empresa como para los empleados. Gran comunicador: otra cualidad que caracteriza al líder son sus dotes de buen comunicador, habilidad que le va a permitir "vender" su visión, dar a conocer sus planes de manera sugerente. Convincente: el líder es persuasivo; sabe presentar sus argumentos de forma que consigue ganar el apoyo de la organización.
Gran negociador: el líder es muy hábil negociando. La lucha por sus objetivos le exige negociar continuamente, tanto dentro de la empresa, como con clientes, proveedores, entidades financieras, accionistas, etc. Capacidad de mando: el líder debe basar su liderazgo en el arte de la convicción, pero también tiene que ser capaz de utilizar su autoridad cuando sea necesario.
Exigente: con sus empleados, pero también, y muy especialmente, consigo mismo. La lucha por unas metas difíciles requiere un nivel de excelencia en el trabajo que tan sólo se consigue con un alto nivel de exigencia. Carismático: si además de las características anteriores, el líder es una persona carismática, nos encontraríamos ante un líder completo. Honestidad: unos elevados valores éticos son fundamentales para que el liderazgo se mantenga en el tiempo y no se trate de un simple impulso pasajero.
Cumplidor: el líder tiene que ser una persona de palabra: lo que promete lo cumple. Es la única forma de que el equipo tenga una confianza ciega en él. Coherente: el líder tiene que vivir aquello que predica.
Conclusiones
Cada vez más las organizaciones con o sin fines de lucro, buscan afanosamente incorporar líderes a sus causas. Implícita o tácitamente, buscan al menos que los candidatos cubran siete cualidades básicas: capacidad técnica; inteligencia social o habilidad para motivar; entender y conducir a la gente; experiencias en la dirección de personas hacia objetivos o proyectos, caminos ya recorridos; saber en qué momento actuar, cuando no hacer nada, y cuando hacerlo todo, o cuando sólo una parte, lo que implica también la habilidad para decidir cuál es la persona correcta en quien apoyarse; capacidad de juicio, y finalmente carácter. Ya en el trabajo diario, la pérdida de la capacidad técnica, no siempre se traduce en carencia de liderazgo, y resultan determinantes, los aspectos de juicio y lo relativo al carácter. No obstante, cada vez cobra mayor relevancia, la responsabilidad que asume el líder de educar a otros, que en ocasiones llega a oscurecer otras cualidades.
Esto se debe a que aprender a ser líder, es virtualmente el mismo proceso que lleva a hacer de una persona alguien integrado y saludable. Ello significa, que cuando hablamos de "desarrollo de líderes" inevitablemente, nos referimos al crecimiento interior y la transformación individual, de manera que para formar líderes, primero hay que formar personas, para lo cual se necesitan maestros, entrenadores (coach) o capacitadores, y que mejor que sean los propios líderes quienes se hagan cargo de la formación de más líderes. Para ser un líder que forme líderes, el primer requisito es saber escuchar y poder encontrar a las verdaderas personas más allá de las apariencias. Por su parte el aprendiz de líder debe tener la ambición o la convicción de querer llegar a ser un verdadero líder.
Así como se aprende a nadar, nadando. También se aprende a ser líder liderando; pero no es la única manera de aprender, también existen otras fuentes de aprendizaje, la enseñanza individual y la que deriva del entorno organizacional o social. No obstante, un líder sin valores es un líder vacío, que más tarde o más temprano dejará de serlo, su permanencia está estrechamente relacionada con los fines que persigue, con los valores que lo sustentan, en su capacidad de, a su vez formar líderes; de que sus seguidores no se hagan dependientes o adictos a su liderazgo, y que ellos mismos se conviertan en líderes. Así el líder a la larga se convierte en líder de líderes.
En este contexto, la fuente de aprendizaje más valiosa del líder está en la retroalimentación directa, y en pedir a otros que evalúen su actuación, o solicitar consejos u opinión. Estos no son signos de debilidad, por el contrario, son elementos que fortalecen al líder y a su liderazgo. No hay que olvidar que lo que es bueno para la persona lo será también para el líder, en virtud de que aprender a ser un líder efectivo, no es diferente de aprender a ser una persona de éxito.
Opinamos, que la comunicación es fundamental para el trabajo en equipo. El líder debe mantener una comunicación eficiente de su misión, los objetivos, los resultados y las recompensas. Para que la química de equipo funcione debe haber un “mix” cierto de capacidades. Un líder necesita de ser un buen comunicador, pues la comunicación es como piedra angular de toda organización determinada a cumplir sus objetivos de manera efectiva. La comunicación desempeña un papel de primordial importancia en la creación, mantenimiento y cambio en la cultura e identidad corporativa de la organización. Sin comunicación no podrá existir organización.
Un buen líder es además un gran comunicador organizacional. El hace un gran esfuerzo de manejo creativo de las relaciones humanas, para que así con este intercambio se cumplan los objetivos organizacionales. El deberá no sólo hacer una buena comunicación en el seno da organización, sino también una buena comunicación hacia el exterior. Este primordial este círculo de comunicación, y ahí que el líder no deberá fallar.
Un líder como “comunicólogo” mantiene un vínculo muy fuerte entre el personal de línea y de dirección, es decir efectúa una comunicación en doble sentido. Lo que es más importante es que si un comunicador no tiene liderazgo, no puede ser un comunicador en la empresa. El líder-comunicador es aquél que sabe dialogar en tiempo de crisis. Sabe comunicar para obtener respuestas, para encontrar soluciones para los problemas que surgen. Hay que destacar como un líder sabe llevar a cabo con eficiencia los procesos de comunicación con todos los miembros de la organización. Así, consigue cumplir los objetivos a que se propone. Comunicación - liderazgo o liderazgo - comunicación, dos papeles que ocupan un importancia central en el seno de la organización. Si está existe necesita de los dos: comunicación para sobrevivir, liderazgo para competir.
El desarrollo del liderazgo en contextos de cambios constantes y acelerados como los actuales, se dirige hacia la eliminación de la configuración individualizada de esta actividad o función en las organizaciones y se encauza hacia tendencias emergentes de equipos capaces de abordar con creatividad e innovación las soluciones a los problemas que enfrentan en momentos de perplejidad y caos. En este sentido, este ensayo se enfoca en resaltar la idea de un modelo de liderazgo emergente y del líder que se encara al nuevo milenio con atributos ante todo de gestor, facilitador de procesos adaptativos, que debe precisar y diferenciar entre el poder, la autoridad y la gerencia.
1. El liderazgo es un asunto de compromiso, pasión y corazón.
2. Los líderes han de utilizar su autoridad formal en aquellas situaciones en las que la solución de problemas puede ser abordada en situaciones de rutina.
3. La autoridad informal se debe utilizar en situaciones perturbadoras.
4. El papel del líder gira hacia estrategias de coaches, guías, mediadores y orientadores en los conflictos.
5. La finalidad del liderazgo se relaciona con las actividades que promueven los líderes de estimular el pensamiento creativo y de incentivar a sus asociados para que se dediquen a trabajar en los objetivos de manera excelente.
6. Los líderes del siglo XXI deben ser personas que entiendan la evolución tecnológica y su aplicación en la organización.
7. Como atributos importantes en el líder actual, se encuentra la proactividad y la valoración del potencial de su gente.
8. Facilitación del progreso del personal por medio del desarrollo y aprendizaje organizacional.
9. Afrontar y adaptarse junto al equipo de trabajo, a los cambios y transformaciones constantes.
10. Incrementar una cultura de liderazgo compartido, comunitario, adaptativo y grupal.
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